ATRIBUIDO A GIL DE SILOÉ (Amberes, 1450 - Burgos, 1501)
San Sebastián

San Sebastián
Castilla, h. 1485 - 1500.

La pieza que nos ocupa se trata de una obra hispano-flamenca que sigue la iconografía de los San Sebastián impuesta en Alemania y Flandes durante el último tercio del siglo XV. A su vez, aparece en una posición más clásica, con sus manos atadas a su espalda, consolidada en Italia a través de las pinturas de Mantegna o de Antonello da Messina.

A pesar de la inequívoca estética centroeuropea de esta talla, hay dos factores técnicos que garantizan la procedencia de un taller hispánico. Por un lado, la madera utilizada se trata de un roble español, más denso y duro que el francés, y la preparación, o engobe para recibir la pintura, es sulfato cálcico, en vez del carbonato cálcico, con o sin albayalde, característico de las imprimaciones en las tallas de los Países Bajos.

Dentro de la escuela flamenca del último cuarto del S. XIV, nuestra talla presenta interesantes similitudes con otro San Sebastián atribuido al Maestro de Koudewater y presentado por la Galleria Cesati de Milán
que a su vez mantiene fuertes parecidos con un San Miguel de este escultor brabanzón, conservado en el Uden Krona Museum. En cuanto a España se refiere, dentro de este período tardogótico, sólo se han podido detectar los San Sebastianes de Alejo de Vahía y su taller: una larga serie de nueve ejemplares, de desigual calidad, en los que permanece como constante el escorzo romano del santo, con sus manos atadas detrás o delante de la cintura.

Por lo tanto, por exclusión, hay que pensar en el escultor Gil de Siloé, de quien no se conoce ninguna talla del santo de Narbona. Las elegantes proporciones del cuerpo, la belleza praxiteliana del mismo y un rostro casi infantil, subordinado a las servidumbres de Flandes, dirigen el estudio al gran maestro burgalés, de cuya mano se conoce un nutrido grupo de pequeñas tallas (unos 30 cm) que ornamentan sus retablos de Santa Ana, en la catedral de Burgos, y de la Cartuja de Miraflores.
1701